Llevar un tiempo sin actualizar
un blog te hace pensar en lo rutinario del mismo. Pero también, en la forma de
mostrar lo que hacés. Claro está, lo que hacés no tiene por qué interesarle a
otros. Barthes ya dejó en claro lo que gusta y lo que no, y yo, hoy, buscando y
más precisamente inventando pretextos –en textos, desde ya- para no hacer lo
que debo hacer, me pongo a detallar el por qué mi blog está quedando vacío…
Y puede llevarse, entonces, con
una reflexión. Claro, ahora soy el puto espíritu de Brian Weiss, y creo es mi
vida futura de espuma rebalsando en un vaso de cerveza la que me manda a cagar.
Reflexión no
Reflejo, anexo sin dimensiones,
burla,
atención buscada
entre las desatenciones,
la cola mueve a la
muerte
que se pasea
entre las bolas de pasto
resecas,
que ahueca el aire,
ese espacio denso
e inapreciable
por el tacto,
o eso,
que muchos llaman roce
de dedos,
Pero no puedo dar más charla, no puedo sumirme en lo
que no viene al caso. Escapo, sin nombre, bajo un seudónimo, de todos los
demás, ‘una sociedad, un campo social no
se contradice, pero lo primero es que extiende líneas de fuga desde todas partes,
primero son las líneas de fuga (aunque “primero” no es cronológico). Lejos de
estar fuera del campo social o de salir de él, las líneas de fuga constituyen
el rizoma o la cartografía. Las líneas de fuga son casi lo mismo que los
movimientos de desterritorialización: no implican ningún retorno a la
naturaleza, son puntas de desterritorialización en las disposiciones de deseo’.
Deseo, territorio, líneas de fugas
Deleuze y su rizoma,
desterritorialicen,
griten y vuelvan
sus pancartas,
la fuga es ajena
y se deshace
sin soberanías,
entre las bolas de pasto
resecas,
que ahueca el aire,
ese espacio denso
e inapreciable
por el tacto,
o eso,
que muchos llaman roce
de dedos,
Sin dudas, me vuelvo repetitivo. Mucho Bataille, mi
doble se refugia tras mi reflejo en un vidrio, no hay vida sin muerte, no hay
Piñera sin lenguas paseándose sobre un cuerpo, no hay que decir, casi soy otro
que es tan crítico y no puede introducir una verdadera dicotomía de la frase ‘hijo
de puta’ para abordar todo.
Claro, tenía ganas de putear, simplemente. Por eso,
todo este prolegómeno, para sacar la cabeza de una pila de apuntes y tirar un
insulto que libere.
Y después, el silencio a esto, a esto que iba a
pasar.
Hasta que empiece con algo, alguna novedad, que
comparta, ya sea para putear o para que me puteen. Somos seres discontinuos,
hermanados por una puteada a viva voz.