Ya no se sabe
quién arroja de lado
las antinomias
y sus ecos familiares
en plataformas
con baños de arsénico.
Porque el arsénico es veneno,
el veneno que uno paladea
cuando no queda tiempo,
nada de tiempo.
Es el final sin tambores,
que se va por una puerta
con la luz baja y oculta
tras el humo y las lágrimas.
Negate a llorar
y no te soltés de este mundo,
la caída es otro de los finales.
Tengo la cruz reservada
para que cubra
lo que ya no está.
P
E
R
O
NO LO DUDÉS,
E
S
T
A
N
D
O
de pie para que cada aplauso
se acerque más al cielo y lo sostenga
en alto, un derrumbe no es el final que se espera.
Terminamos como dos
o más,
ausencia de expresiones,
levedad de contactos,
contactos de todo tipo,
para que haya tiempo
y ella se halle.
Rumbo a lo que da miedo tocar,
derrumben las palabras por no seguir adelante,
herrumbre de esos labios
que se perdieron y ya no están
de tanto aburrirse.
La boca no es final ni comienzo,
todo en un juego de la gente más vulgar
que va directo al apocalipsis.
No voy a darle mayúsculas a la religión
ni una gran dedicatoria a este cierre.
Que terminemos
envueltos bajo lo que llamamos
el sudor de la noche,
ese es mi hombro,
siento que preguntás,
no, es apenas mi mano
que te descubre,
con los ojos atrapados
por la imágenes
que son tantas y no son ninguna,
metáforas sin ética ni originalidad,
creo que me quedan cuatro
en una de las patas
de la silla.
No piense,
alfil a reina,
comunicación de pelicanos
hasta que el ala
emplumada,
la boca que explota
por un pez
un único
PEZ
y las luciérnagas
que no se apagan en toda la noche,
fogosidad sobra,
hasta en una ceniza
no me quedan ganas,
no me queda un nombre,
y apenas siento tu perfume.
Tal vez esto se termine
cuando lave las sábanas,
y se borren las formas del humo,
cuando limpie los ceniceros,
o cuando me acerque a la ventana,
puta ventana que me devuelve
la imagen que no queda acá
por falta de espacio.
Muchos miran a la calle
y ya no logran ver
eso que importa.
Oigan como se presentan las llamas
que caen en desgracia
humedeciendo una palma
que siente las líneas
romperse,
un dorso duro y potente,
la tregua de los mares
blancos y cubiertos de sal.
Pero si esto termina con sal
parecería muy culinario.
Si lo dejo en la nada
estaría atrasando.
Y si lo continúo
cada cosa va a volver sobre la anterior,
misterio de la agrafia,
incapacidad de saber
por qué una letra
se monta a la otra,
cada palabra en bisagra,
bisagra nosotros
bisagra tu madre
y la distancia de quince
o veinte centímetros
que dejan los autos del cordón
de la vereda.
Pero si terminase con genitivos,
nada de esto va a quedar,
si lo termino con genitales,
las fotos mostrarían tantos tamaños y formas
que nadie se reconocería
y se negarían a diario.
Si lo termino con más condicionales
puede creer alguien que sigue.
Prefiero terminar con todas las formas,
terminar con los miedos
y con la falta de decisión
para lamer tu oído.
Termino con las rodillas sangrando,
termino castigando a los grillos
por chirrear,
acabo con los ojos cerrados,
y no sé por qué
hasta termino con ‘The Doors’ sonando de fondo.
Termino en amague hasta ahora,
las flores se marchitan
y caen,
el calor hace caer gotas y gotas
por las caras, los cuerpos
y sus partes intimas.
(Si, señora, quiso decir
culo pija concha teta)
Bueno, al menos dejé un buen pensamiento
en todo esto.
Ahora puedo dormir
más allá de los barrotes,
olvidarme lo que tenga frente a mis ojos,
olvidar, sacudiendo la cabeza,
los huesos en arena se deslizan
por los relieves
más húmedos y jugosos
juntos a los dedos cómplices.
Algo me da un escalofrío,
alarma y espanto por los hombros,
queda decir,
en un tono más bajo,
esto ha sido
el
TEXTO N° 1 (la autopista conecta en una bifurcación a las venas, por el camino de los sentimentalismos, acelera y acelera hacia el final)
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