Permite
que el desborde
sea
apenas
un
comienzo,
un
punto y entonces
empiezo
en el desborde
en
que uno cae,
como
toda caída
esa
sensación que sube
desde
un estómago.
Casi
estoy en condiciones
de
afirmar
las
caídas empiezan en la entrepierna,
suben
por el vientre
y
terminan en un grito
incontenible.
Alguna
vez leí los suicidas
no
pueden evitar
el
grito mientras están cayendo
desde
grandes alturas.
Alguna
vez me imagine
la
corbata como un primer nudo
en
los suicidios,
las
oficinas como el cementerio
y
ya hay un límite más allá de cada escritorio,
horarios
para un pucho,
máquina
de café
y
cuidado en el balcón,
no
te acerqués al borde,
eso
no se permite
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