domingo, 22 de enero de 2012

Para descargar los textos agráficos

Para todo aquel que lo quiera de manera completa, sin tener que encontrar las diferentes partes sueltas por mi blog, dejo varios links para bajar los 'Textos agráficos'.
Como me chupan un reverendo huevo los derechos de autor y toda la mierda de la ley SOPA, pueden hacer lo que les plazca con esto. Si algún enlace dejase de funcionar, me avisan, y veo para volver a subirlo.

http://www.gigasize.com/get/bjrp0x46chd
http://www.mediafire.com/?5jm2wakc5vv36o7
http://depositfiles.com/files/iltcpzyru

domingo, 15 de enero de 2012

.

Ya no se sabe
quién arroja de lado
las antinomias
y sus ecos familiares
en plataformas
con baños de arsénico.

Porque el arsénico es veneno,
el veneno que uno paladea
cuando no queda tiempo,
nada de tiempo.
Es el final sin tambores,
que se va por una puerta
con la luz baja y oculta
tras el humo y las lágrimas.
Negate a llorar
y no te soltés de este mundo,
la caída es otro de los finales.

Tengo la cruz reservada
para que cubra
lo que ya no está.


                                 P
                                 E
                                 R
                                 O
                     NO LO   DUDÉS,
                                  E
                                  S
                                  T
                                  A
                                  N
                                  D
                                  O
                de pie para que cada aplauso
        se acerque más al cielo y lo sostenga
en alto, un derrumbe no es el final que se espera.

Terminamos como dos
o más,
ausencia de expresiones,
levedad de contactos,
contactos de todo tipo,
para que haya tiempo
y ella se halle.
Rumbo a lo que da miedo tocar,
derrumben las palabras por no seguir adelante,
herrumbre de esos labios
que se perdieron y ya no están
de tanto aburrirse.

La boca no es final ni comienzo,
todo en un juego de la gente más vulgar
que va directo al apocalipsis.
No voy a darle mayúsculas a la religión
ni una gran dedicatoria a este cierre.

Que terminemos
envueltos bajo lo que llamamos
el sudor de la noche,
ese es mi hombro,
siento que preguntás,
no, es apenas mi mano
que te descubre,
con los ojos atrapados
por la imágenes
que son tantas y no son ninguna,
metáforas sin ética ni originalidad,
creo que me quedan cuatro
en una de las patas
de la silla.

            No piense,
       alfil a reina,
                        comunicación de pelicanos
             hasta que el ala
   emplumada,
                                                la boca que explota
                                               por un pez
                     un único

                   PEZ
            y las luciérnagas
                     que no se apagan en toda la noche,
            fogosidad sobra,
    hasta en una ceniza
                               no me quedan ganas,
no me queda un nombre,
y apenas siento tu perfume.

Tal vez esto se termine
cuando lave las sábanas,
y se borren las formas del humo,
cuando limpie los ceniceros,
o cuando me acerque a la ventana,
puta ventana que me devuelve
la imagen que no queda acá
por falta de espacio.

Muchos miran a la calle
y ya no logran ver
eso que importa.

Oigan como se presentan las llamas
que caen en desgracia
humedeciendo una palma
que siente las líneas
romperse,
un dorso duro y potente,
la tregua de los mares
blancos y cubiertos de sal.

Pero si esto termina con sal
parecería muy culinario.

Si lo dejo en la nada
estaría atrasando.
Y si lo continúo
cada cosa va a volver sobre la anterior,
misterio de la agrafia,
incapacidad de saber
por qué una letra
se monta a la otra,
cada palabra en bisagra,
bisagra nosotros
bisagra tu madre
y la distancia de quince
o veinte centímetros
que dejan los autos del cordón
de la vereda.

Pero si terminase con genitivos,
nada de esto va a quedar,
si lo termino con genitales,
las fotos mostrarían tantos tamaños y formas
que nadie se reconocería
y se negarían a diario.

Si lo termino con más condicionales
puede creer alguien que sigue.

Prefiero terminar con todas las formas,
terminar con los miedos
y con la falta de decisión
para lamer tu oído.
Termino con las rodillas sangrando,
termino castigando a los grillos
por chirrear,
acabo con los ojos cerrados,
y no sé por qué
hasta termino con ‘The Doors’ sonando de fondo.

Termino en amague hasta ahora,
las flores se marchitan
y caen,
el calor hace caer gotas y gotas
por las caras, los cuerpos
y sus partes intimas.
(Si, señora, quiso decir
culo pija concha teta)
Bueno, al menos dejé un buen pensamiento
en todo esto.

Ahora puedo dormir
más allá de los barrotes,
olvidarme lo que tenga frente a mis ojos,
olvidar, sacudiendo la cabeza,
los huesos en arena se deslizan
por los relieves
más húmedos y jugosos
juntos a los dedos cómplices.

Algo me da un escalofrío,
alarma y espanto por los hombros,
queda decir,
en un tono más bajo,
esto ha sido

el


TEXTO N° 1 (la autopista conecta en una bifurcación a las venas, por el camino de los sentimentalismos, acelera y acelera hacia el final)

jueves, 5 de enero de 2012

TEXTO N° 13 (Hay cosas peores que dedos apretados con las puertas, hay silencios incómodos y formas de abrazarse con un gesto de ausencia)


Un pastillero revienta de óxidos
y malestares por vocales a la sombra,
insolación del discurso en verano,
cautela para arrimarse a los gatos
con sus pañuelos al cuello
y el maullido que tose
el humo sin esquemas
que se pierde,
lento,
casi tan lento que ruge,
aleja a todos los presentes.

Su mano no está quieta,
y está fría,
su mano no se detiene
y está temblando,
su mano no sostiene las cápsulas
y está húmeda,
su mano no se mantiene firme
y está muriendo.
Casi como el pájaro
que golpea sobre el toldo durante la siesta,
que se come el orégano del jardín
y nadie entiende
por qué está acá,
así era el sabor caliente
del whisky malo
y nacional.
Pero ella fue abstemia
por más de tres años.
********
y ahora le quema la garganta,
siente el espíritu sin reencarnaciones
de unos cuantos leones
dentro de sí misma.
Casi tan lento que ruge,
aleja a todos los presentes.

Nos queda, a esta altura,
una mujer sin aliento,
un vaso con whisky caliente,
y unas pocas pastillas
que andan por el piso.
Todo eso, en un profundo silencio,
con una ventana entreabierta
y las cortinas de un tono verdoso
que se mueven,
apenas,
por el viento de la nochecita.
Lástima que nadie tenga una cámara cerca
para guardar este momento.

Si tuviese veintisiete años,
o incluso treinta y tres,
quizás nadie le prestaría atención.
Sería una más,
sería un club con rock,
sería muerte por descarte,
por seguir la cábala.
Pero murió una chica sin tiempo,
con la edad borrada
hasta de los documentos.

Creo que merece,
incluso,
una nota que justifique sus hechos.
Pero ella es suicida
y yo escribo,
aunque no nos conozcamos
y seamos ambos
partes de la nada y la ficción,
soy la voz
en la tinta
de sus sueños que quedaron
atados a una remera negra
y bastante gastada.

Alguna vez creí que todo iba a cambiar, que la vida se iba a cansar de seguirme la contracorriente, y entonces, con tiempos para descansar mis brazos después de nadar y nadar, iba a estar descansando a la orilla de todo. Pero las esperanzas no vienen en la ropa, no viene en los libros ni en las charlas durante las cervezas. Y poco a poco, la inundación fue cubriendo todo en esta vida.
Una vez intenté sonreír. Salí a la calle, no busqué paraguas para cubrirme del sol. Miraba a todos a la cara, pero se apagaban poco a poco en las noticias de los diarios, los pases del subte, los semáforos en amarillo y después rojo, la falta de atención por las flores, aunque ni yo las miraba.
La sonrisa se secó y se fue, y sonreír fue un intento.
Un día intenté cantar. Incluso llegué a pasearme por cada rincón de mi casa con la boca abierta. Vi muchos videos de música, tomé clases de cantos, aprendí de melodías y silencios. Pero nunca supe darle alas a las notas, las melodías no saltaban charcos de agua y poco a poco mi voz se hizo baldosa. Mi garganta fue un muro, con un cartel de ‘no fijar carteles’. Nunca pude alcanzar el más mínimo sentido, y sin música, la vida es como el ruido del pan cuando se lo corta en rodajas.
La música se quemó antes de oírse, y cantar fue un intento.
Y así un día intenté vivir. Cada vez que pasaba junto a alguien, le decía: ‘estoy viva’. Y seguían caminando, me empujaban o se cruzaban de vereda. Corría por las calles gritando, y sólo recibía bocinazos. Regalaba libros en las esquinas, y veía como los tiraban en el tacho de basura más cercano. Algunos los usaban para nivelar las mesas, o un estante. Y mi sombra, esté donde esté el sol, se hacia cada vez más larga. Y me cubrió por completo.
Entonces me di cuenta, con los ojos perdidos en lágrimas,  que la vida no se lleva conmigo. Hice mucho pero nada de eso hizo algo. Y vivir…fue un intento.

Y las cortinas de un tono verdoso chocaron
contra los papeles en la mesa,
y todo terminó en el piso,
porque las pastillas se sentían solas,
porque la muerte no cuenta
como una compañía.
La muerte es animal, y muerde,
y desgarra,


pastillas              cortinas              suicida               whisky malo                música              viento              papeles                     (Tiempo que no está más)


La muerte es animal,
sin pieles,
sin fauces inyectadas de salivas,
pero muerde,
desgarra,
ruge,
ruge casi tan lento
que aleja a todos los presentes.