jueves, 29 de diciembre de 2016

La segunda ronda de los abrazos



1

Rompe el ritmo
al caer.
Rompe con todo,
con el silencio
que se sumió todo
al apagarse la voz.
Rompe, destruye, desgasta,
el monumento que haga
de ti
puede preservar la muerte
pero va a erosionarse
con el tiempo.
La muerte es
un tiempo infinito.
La vida, algunos años
que transcurren
a su respectivo ritmo
hasta que flaquean las fuerzas,
las rodillas no sostienen
el peso de esas horas
y caen.

2

Honra la memoria,
anhela el olvido,
proclama su recuerdo,
rememora la vida.
Has un templo
con tus palabras,
ya que tus manos
son inútiles.
Sostengo su imagen
y sostengo las lágrimas.
Se abre camino
un nuevo año de orfandad,
sólo brindo
con tus palabras,
soy el verso roto,
soy el rito
de escribir tus silencios,
soy la ruta
hacia el otro lado
que se traza y se recorre,
soy quien reta
al destino,
apuesto en poemas
sin valor alguno
la segunda ronda
de los abrazos

3

Emprendo ahora
una tarea
dura en lo personal
y estéril
ante los ojos ajenos.
Al amparo de cada año
mi piel es mía
y otra,
mi mirar al mundo
crece y se ciega.
Al amparo
de cada instante
la muerte es muerte
y eterna,
la ausencia llena
la sombras
y entre tinieblas
se mecen los recuerdos.
Se quiebra mi pasado
cuando olvida
qué tan rugosa
era esa mano
de quien cortó
y trabajó la madera
para construir
mi presente.
El pasado en una huella
que puebla mi garganta
de angustia.
Al futuro no lo niego,
pero hundido en lo que fui
y lo que pude
haber sido
la voz insiste en traerme
alguna de sus frases,
aunque con el paso
de tanto tiempo
no llego a recordar
como sonaban claramente
esas palabras.

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