viernes, 8 de julio de 2011

TEXTO N°4 (Profundo se esconde todo en esta noche)

Bajos los últimos árboles,
se guarda la sombra.

Triste viven los ecos,
escondidos, jugando con las hojas que caen.

Ecos que vuelven,
vuelven
(vuelven)
-asustan a los chicos
que sienten el rumor-.

Pero la sombra muere cuando
el sol
juega a Dios

es el centro del mundo,
mundo donde las sombras
olvidan sus pasaportes
y quedan retenidas en los aeropuertos

dios en minúscula,
minusválido,
sin semen para castigar.

Sol reseco,
dueño de las sombras,
apellidos entre la corteza
de un paraíso con hojas amarillas.


Me pica la espalda,
no sé si por las hormigas
o por la suciedad de ser hombre,
un defecto del género humano.

Culpas con olor a álamo,
que da alergia,
y la sombra no es antihistamínico.

Ya no se ve más adelante,
el sol se guardó en su iglesia,
la noche coge con las sombras,
que se hacen grandes,
abrazan, tocan,
se meten por los agujeros.

Ciego entre esta oscuridad,
siento la piel de la nuca
excitada.

Shadow at the night,
ever and ever.
Rising form the runaway sun,
the weakness of being you,
dark soul.

Bajo los últimos árboles,
gigante y suprema,
surgen las sombras.

****************

Primero hubo un silencio,
segundo, un grito apagado,
tercero, el vidrio roto,
cuarto, la desesperación,
quinto, y ya tan lejos
                        apenas se distingue ya
un sonido de pasos.
Sexto, el que pierde,
séptimo, el que espera ganar,
octavo, sin salirse de su puesto,
los últimos escalones hacia el altillo;
noveno, la chica de rodilla rezando.
Por último, el placer a medias.


 Eso sí, con las luces apagadas.
Así las sombras se masturban
por su deseo voyeurista.


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