domingo, 7 de agosto de 2011

TEXTO N° 15 (No hay noche que brille en tu estrella hueca, en tu garganta abierta y sangrando)



Atrás todas las cuentas regresivas,
los gritos cohesivos,
las enfermedades degenerativas,
los prolegómenos administrativos,
las terapias intensivas.
O tu lamento,
progresivo.

Empieza a lamentarse en medio de una plaza,
a espaldas de todos,
que se pasean con diarios donde las noticias
ni siquiera están prestadas,
con mujeres
que sacan a pasear sus correas,
pero para no parecer tan locas
les ponen un perro en el extremo.
Y vos, muy despacito,
dejás caer la primer lágrima.

¡Maestro, más fuerte con ese piano,
que en la fila del fondo
hay dos personas hablando de otro tema!

Tus ojos se vuelven cristales,
un tanto opaco, ya que los policías
no pueden ver todas las cosas tristes
que te pasaron.
Esa lágrima está yendo muy rápido,
tené cuidado, nadie quiere un eyaculador precoz
de amargura.


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Rompo la estructura,
no porque una mujer esté triste
voy a hacer versos prolijos.
Necesito volver al clima, no perder la atención,
la emoción,
por ahí, si pongo una percusión,
pero con precaución,
porque hay desatención,
entre el público una divagación,
TRAICION,
NO ME PUEDEN SACAR DE LA SALA,
NO ASI, CABALLEROS…

(tic, tic, tic)
La batuta suena,
nos trae al orden

Pero ya no llora en silencio,
hay un pequeño gimoteo,
Un hipo molesto,
que no deja
caer las hojas de los paraísos.
Ella llora,
ya no está en silencio,
llora,
se sacude, se le deforma el rostro,
y a pesar de todo,
llora.

Un pequeño barco sigue sin rumbo,
fallaron los motores,
y saben que el archipiélago esta delante,
se persignan los marineros.
(llora)
La gente se mantiene en silencio,
uno se lleva la mano al rostro,
se quita las gotas de sudor,
y el toro bufa contra el suelo
(llora)
Corren, y ven esa ola,
que va a caer sobre ellos,
la mujer agarra a su hija con fuerza,
y casi no tiene aire
(llora)
El niño dice su primera palabra,
¡Dale, gro, apurate,
traé la cámara!
(llora, si secarse los ojos)

Entonces llora, hasta que llega a su casa,
donde se tira sobre la cama y llora.
Se ahoga, siente la angustia,
abraza la almohada,
perra traicionera,
que no devuelve ningún gesto de contención.
Llora entre sus muebles,
llora en su dormitorio,
llora y gira sobre el colchón,
llora sin dormir.

La gente se para, y aplaude,
el director de orquesta mira a sus músicos
-son de él, no se dude de eso,
pago más de doce mil pesos
por el paquete musical-.
Todos ven a esa pantalla gigante,
que se abre detrás de ella,
con una mujer desnuda,
bajo la ducha, que se seca,
y se mira al espejo.
Todos ven un primer plano
de su cara demacrada,
deshecha del llanto,
y salen despacio de la sala.

1 comentario:

  1. El llanto de una persona siempre tiene algo de conmovedor, ya sea como espectador real o virtual, siempre nos abre un interrogante, una suposición, un espacio de duda...

    Muy buen poema, saludos!!!

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