sábado, 13 de agosto de 2011

Pre-elección


Descarrillo entre dientes
de sierras electrificadas,
desdentados peines sin gominas,
con pelos sueltos,
soltando globos que sobraron
de campañas políticas,
políticamente inadecuadas,
incapaces, inservibles,
de bigotes.

Peor son las colas,
seguidores embotados
de urnas hechas en cartón,
con horario de atención
de corrido,
mañana a tarde-noche,
intento de jueces infernales
y electorales, Minos, Radamantis
pero el fiscal parece un San Pedro,
llave en mano de cuarto oscuro,
purgatorio de votantes democráticos.

Olas se abalanzan sobre colegios,
y nadie sale con crisis edilicia,
con sus estufas, o las malas pinturas,
buen día para chicos
tomando las aulas,
lluvia de boletas en picadillo,
niños quemando cuartos oscuros,
hígados de políticos que adornan
la insignia patria.

Triste castigo,
para los sueños anarquistas,
para el ansía del nihilismo
y la patada en el culo
a cada candidato.
Reniego, me retuerzo,
estoy a la sombra
de cualquier deber cívico,
asco de tu cara
hipócrita y maquillada,
de la banda y el bastón,
del buen ciudadano,
de primarias,
colectoras
o puta democracia que impregna
de niebla el aire argentino.

Por suerte,
tengo el DNI nuevo,
y me fijé en lo padrones virtuales,
la mesa
donde se sirve
el festín electoral.
Dolor, mucho dolor de estómago,
retorcijones y mareos,
anarquismo en las venas,
que chorrea por el sobre
y lo mancha de rojo.

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