jueves, 31 de marzo de 2011

De cara al viento

Busco aunque sea el fin de los silencios,
las piedras en que se borra tu nombre,
porque el rocío las moja,
y me resbalo, junto a mis olvidos.
Queja sale de mis penumbras,
de mis ojos que se pierden el otoño,
y no vuelan sobre las praderas
en que tus muslos se delatan.

Rasca con fuerza tu espalda,
quita esa marca que aprisiona,
el tatuaje que lame tu sudor frío,
la sal de ese mar sin prejuicios.
Doblo sin márgenes el pañuelo,
ya no escondo las lágrimas en renglones,
las dejo una por una en el libro,
y dejo a la arena hacer el resto.

Quitame los besos del cuello,
nada soy, las calles me evaden,
no me muevo de las escaleras de vidrios,
donde mi reflejo es abismo, y es nada.
Ladra, el perro se relame,
mis huesos no son ni cariño ni morbo,
son lo último que queda en tu cama,
que se trago el pasado, y me dio esta cara.

De cara al viento,
que corta
las mejillas blancas,
sin que mis ojos dejen tu cuerpo
levantarse de mi cama,
mis sabanas son de barro
y el rompecabezas ocupa el comedor,
aunque cinco piezas
se hayan perdido de la caja,
aunque nuestras noches,
sean huecos entre la mesa,
y no haya otra figura
que un banco vacío de plaza.
Nosotros no somos ellos,
ni somos brisas.

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