martes, 13 de diciembre de 2011

TEXTO N° 14 (Casi sin ganas de seguir, casi con algo por decir, casi al borde de las lágrimas, casi para imaginar sus caras de espanto)


Frío y despierto,
choca mi deseo de dormir
con el día que empieza,
entre el viento que nos trae cada vez más este Diciembre
y las nubes a la espera de más.
Resplandece un intento de sol,
el mal sabor de boca
y las ganas de seguir acostado,
miento un desayuno con mates
porque no hay ganas de comprar el pan.

(Hasta ahora
seguimos a mediados de mes,
esperando el fin de año)

Pero avanza a cada instante
el hueso que sufre la humedad,
un recuerdo que baja por mi cabeza
y me cansa el cuerpo,
el ruido del paquete de yerba
cuando lo paso a un tarro de lata
los ladridos de mis perras
cuando pasan los chicos al colegio…
pero el día ya no está tan soleado.

Y desde la vereda,
parado, viendo pasar la nada,
siento las primeras gotas
que caen.

(Hasta ahora es sólo una nube
que viene desde el río
esperando romper en lluvia)

Pasa a estar nublado,
y no hay nada que entretenga,
la oscuridad parece agarrarse con más fuerza
a todo.
Me acuerdo la noche de ayer,
una luna borrosa
tras un tono grisáceo
en el cielo.
Me muerdo los labios
hasta que el gusto de la piel desgarrada
me llena la boca.

Poco a poco la tormenta se va formando,
se pasea sobre mi,
y diciembre no es ahora,
sino ya unos catorce años antes.
Diciembre es una ventana
en la clínica,
y yo,
que no quiero ver la cama.
Escucho
-aunque no es ahora
sino desde una ausencia-
el ruido de la silla
cuando choca con el tubo de oxígeno.

(Hasta ahora no quise nombrarlo,
prefiero que quede así,
esperando que sepa hablamos de él)

Entonces vemos lluvia,
viento,
tormenta,
olor a pasillos
con hospitales
y enfermos,
con los sueros a medio llenar,
con los pisos a medio lavar,
con el goteo puesto
para que la quimioterapia
pase despacio.
Cada gota cae,
es un ritmo hipnótico,
como cada gota de lluvia
que se graba en la vereda
para borrarse cuando menos se note.

El viento silba
sin ritmo de nada,
se sacude la copa de los paraísos,
así como se sacudía
su pecho
bajo el oxígeno cuando le secaba la garganta.
Lo miraba muy poco,
no puedo traer la imagen,
no puedo pensar otra cosa,
sin todo esto
ni siquiera estaría escribiendo hoy acá.

La lluvia,
diciembre,
el aniversario
y la nostalgia
me traen a la lluvia de hoy,
el frío en este día de diciembre,
el aniversario por la muerte de mi viejo
y la nostalgia que siempre escondo,
bajo las risas,
o alguna poesía más.

(Hasta ahora lo sigo escribiendo,
lo voy a seguir haciendo
esperando que alguien lo lea)




1 comentario:

  1. Te leí. Alguien, es decir, yo te leí. Y te vi ahí parado mirando las gotas de la lluvia de hoy y viendo otras gotas de un día que no se borra por mas que soplen muchos vientos, en todos los diciembres que vengan.

    Un abrazo.

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